Separados por los cielos,
Los tiempos y los mares,
Entre dos orillas viviendo,
Un amor en los silencios.
Una tarde como otra,
Me asomé a tu ventana,
Los cristales empañados,
Me llenaron de misterios.
Extendiendo las manos,
Acariciando un lucero,
Se llenaron de esperanzas,
Y de razones para vernos.
Una luz en la noche,
Se encendió para entendernos,
Seduciendo los minutos,
Que faltaban para sabernos.
Una energía blanca,
Entró por tu ventana,
Y mi alma floreció,
Con el color de su mirada.
Paso a paso construyendo,
Los caminos del firmamento,
Cargando los instantes,
De estrellas y de sueños.
La explosión de ese día,
Con la palabra te quiero,
Despejaron para siempre,
Las dudas y los misterios.
Derechos reservados: Manuel Núñez Amador
19 marzo 2011.
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